Hace un tiempo realicé un pequeño reportaje de doña Lizeth Villanueva y su familia, con el fin sensibilizar a las personas que le pudieran ayudar a mejorar su calidad de vida. Esta vecina de Ojochal de Osa vive en una humilde y deteriorada vivienda con grandes necesidades.
Chety como es conocida, se las ingenia haciendo finos trabajos de costura, don que Dios le dio, el cual aprovecha muy bien y con ello da sustento a sus 4 hijos (Rachel de 10 años, Pamela de 8 y los gemelos Jasel y Geiner de 4), pero eso no es sufieciente para mantener a su familia y como ella misma lo asegura a veces tiene mucho trabajo y en ocasiones el trabajo es escaso.
Doña Lizeth recibe una pensión de su ex pareja y padre de sus hijos, pero eso tampoco alcanza para cubrir todos los gastos que cada vez son mayores, pues como es natural, sus hijos van creciendo y así también
crecen sus necesidades.
Por esta razón me identifiqué con este caso y se lo propuse a varias personas que se interesaron en ayudarla, la mayoría de ellos son de la comunidad extranjera que vive en Ojochal y lugares cercanos, quienes han demostrado que la unión hace la fuerza y que cuando se quiere se puede.
Hoy es una realidad que gracias a la bondad y al gran corazón de muchos, esta mujer y sus hijos han recibido comida, trastes (vasos, cucharas, platos, ollas, cuchillos), sobrecamas, implementos de limpieza personal y mucho más.
Ella misma nos cuenta muy agradecida en la siguiente entrevista
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| Este árbol pone en peligro la casita de chety |
Pero también hay personas que se comprometieron en mejorar su vivienda arreglando algunas áreas como; repaciones en paredes, instalaciones eléctricas, colocación de muebles para cocina, cortar un árbol que es muy peligroso por que está muy cerca de su casa, esos y otros arreglos que sin duda esta familia lo seguirá agradeciendo de todo corazón.
Es de esta forma como ha ido cambiando la vida para esta valiente y luchadora mujer junto a sus pequeños hijos, gracias a a esos "ángeles" en la tierra, esta familia podrá disfrutar poco a poco de una vida más digna.
Con sólo ver las caritas alegres de esos niños dan ganas de seguir ayudándolos y con una sonrisa de esos pequeños nos damos cuenta que simplemente el poder ayudar a quien más lo necesita es una gran bendición de DIOS.









